Cualidades que Jesús tenia para sanar

Ver: Lc 4.18-19

Por M.Montenegro

Jesús tenia cualidades para sanar. Estas cualidades le diferencian de grandes lideres religiosos. Jesús, al vivir lo que enseñaba, no solamente por obediencia al padre, sino porque el mismo era y “es” la vida y la verdad, salía poder de él. Un poder misterioso para los hombres movidos por lo natural. Un poder SANTO y desconocido para aquellos que aun hablando de santidad, no le vieron a él como el santo de los santos, el justo de los justos, el rey de reyes y señor de señores. Ellos, por su dureza, no percibieron que ÉL era el ungido.
Según este pasaje que expresa su misión, el fue ungido por el Espíritu para:

Dar buenas nuevas (testificar-dar noticia): A los pobres

Sanar (almas heridas): A los quebrantados de corazón

Pregonar Libertad (anunciar esperanza): A los cautivos

Vista (Fisica-espiritual): A los ciegos

Poner en libertad (del diablo o de Roma): A los oprimidos

Predicar: A todos, el año agradable del Señor


Veamos a Jesús en acción:

Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle. Lc 15.1

Ver que los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús, me resulto muy interesante, y me hice una pregunta: ¿Por qué se acercaban a él hombres y mujeres pecadores, sabiendo que radicalmente el mensaje de Jesús combate el pecado?.
Pienso que su GRACIA es tan inmensa, tan cargada de “ser eterno”, que no podemos comprenderla en su totalidad. Pero una cosa salta a la vista: El no era pedante, él no era religioso. Él se interesaba por las personas y les valoraba.
Sabia que sus oyentes eran seres necesitados. Que estaban distraídos sobre cual era el propósito de vivir. ¡Que maravilloso!, él veía el corazón de la gente. Les trataba como a personas no como a cosas. Y con amor les conectaba con la vida.
No les intentaba mover con razonamientos, sino que les suministraba Espíritu, para que ellos mismos entiendan que es por espíritu y no por mente, ni actividades humanas. Ellos se sentían tan cómodos con Jesús, que iban a él para oire. ¡que bendición tan grande es ver esto!. Verdaderamente trataba con el pecado del pecador, y no lastimaba al pecador. Alentaba al pecador a dejar el pecado. Le daba luz al hombre interior para que ellos obtengan fuerzas espirituales y corran tras la libertad del Espíritu. Tras la libertad del hombre renovado.

Actualidad:

Hoy en día podemos observar en el rostro de la gente una gran agonía, seguramente la misma que tenia la gente de aquel entonces. Una carga que no pueden llevar solos sin caer. Es un vacío que no lo pueden saciar con cosas materiales o emocionales (¡necesitan al ungido de Dios!), ¡que fracaso es para ellos!. Ellos están cansados de vivir. Cansados de los problemas. Hartos de luchar por nada. Muchos son los que les han defraudado, traicionado, acobardado. Y no tienen brújula que les oriente. Ni enganches para sostenerse.

Sabiendo esto, si vamos a ellos con mas peso y les decimos: Tienes que dejar de beber vino, tienes que dejar de fumar, tienes que dejar de ver tanta televisión, tienes que dejar a tu novio/a. Y luego les seguimos diciendo: Tienes que leer la biblia, tienes que orar, tienes que ir a las reuniones, tienes que ir a devolver lo robado, ir a pedirle perdón al que ofendiste, ir a decirle la verdad al que le mentiste, etc. ¿No le estamos poniendo una sobre carga sobre la que tienen?, ¿no intentamos poner el océano en un baso de agua a veces, diciéndoles tantas verdades a la vez?.
Creo que nuestro estilo de alcanzar el mensaje del evangelio debe cambiar. No digo que sea un mensaje sin demandas, flaco y sin compromiso. Sino bien dado. Partiendo de la cosmovisión del inconversos, no de mis estudios. No pensando que son un recipiente vacío, sino lleno de otras cosas. ¿Qué pasaría si pedimos en una roticeria una exquisita comida y nos las envían en una bolsa de alpillera sucia, fea, fuera de tiempo, y con mucha desprolijidad?. Creo que lo que haríamos pueden ser dos cosas: Aceptamos la comida por compromiso (pero sin comerla después), o directamente le decimos que no queremos el paquete. A veces, nuestra presentación del evangelio es de la misma manera, llevamos una rica y apetecible comida, pero si nuestro carácter, nuestros modales no tienen el aseo que tiene nuestro cuerpo exterior, verán la alpillera encima nuestro y les dará trabajo aceptar la comida.

Jesús ante los dogmáticos:

Les confieso hermanos, que nada me impresiono mas que verlo a Jesús confrontando a los fariseos y saduceos de la época. No tengo dudas que si hay algo que molestaba al Señor eran los religiosos (aseados exteriormente). Los que por estar tan cargados de letra, métodos y estilos propios, aun hablando de Él, no le reconocieron.
Sospecho que hoy ocurre lo mismo en algunos sectores de la iglesia. Se predica a Jesús, pero no del Jesús histórico. Se anuncia de El, pero sin ser Él que nació en Belén y murió fuera de las puertas de Jerusalén en la cruz.
A veces ocurre esto. Eufóricamente podemos hablar de un Jesús inventado, filosofo, frívolo, teólogo, propagandista, comerciante, etc. Y dejar de lado al verdadero, el del evangelio. El que dijo: El Espíritu del Señor esta sobre mi. El que tenia carácter para cumplir su misión. El que tenia interés en la gente no en lo que tiene la gente.
Como él, con aquellos que producen divisiones y bandos, en amor, debemos advertirles lo que él mismo les diría. Cuidando nuestros propios corazones de no caer en lo mismo.

Compartiendo el mensaje con gracia:

Pero para la gente común, los hombres y mujeres pecadores del mundo que no conocen la persona de Dios y a su hijo Jesucristo, nuestras actitudes deben ser con una agradable presentación, no con la alpillera. Dirigiéndoles hacia la verdad con paciencia, no como sabios, no como “yo soy salvo, vos perdido”. Sino provocándoles sed de la NOTICIA que le llevamos. No informándoles solamente, sino acercándoles a la EXPERIENCIA. No señalándoles los pasos por seguir, sino yendo con ellos. Haciendo real lo que testifico con mi propio testimonio.

La palabra cualidad significa CALIDAD, característica que distinguen a las personas o cosas. Jesús tenia calidad de vida. Nunca apunto a la cantidad sino a la calidad y que esta se multiplique. Supo decir: No teman manada pequeña que a vuestro Padre le a placido darles el reino. Manada pequeña quiere decir pocas ovejas. Muchos eran sus seguidores pero pocas eran las ovejas. El buen pastor conocía a cada una de ellas.

Perdonar, recibir, dar gracia, reunir, reconciliar, dar amor, elogiar, decir verdad, son algunas de las santas herramientas que había y brotaban del Espíritu de Jesús para sanar. Que nosotros como discípulos de Él debemos tener y utilizar de la misma manera.
La gente, esta buscando desesperadamente lo que nosotros, como hijos de Dios tenemos en nuestro espíritu. El mundo marcha tras los placeres porque no le conocieron a Dios, sin saber le resisten, pensando que es una religión o una creación del hombre mismo para sentirse acompañado o satisfecho. Pero nosotros sabemos que es el vacío in-llenable con “cosas”. El espíritu del hombre solo estará satisfecho cuando conozca al Señor de los Señores. Cuando oiga la voz del buen pastor ¡Aleluya!.
Él a derramado su Espíritu, a otorgado poder (dinamis) para que vallamos y anunciemos de Él. Que es maravilloso conocerle. Que la vida no tiene sentido sin él. Mas, cerca de él todas las cosas son hechas nuevas. Que verdaderamente cambia nuestro corazón. Cambia nuestra forma de vivir. Aprendemos a vivir. A confiar. A gozarnos en las dificultades. Que lo mejor que nos puede pasar en la vida es conocer a Dios.


Perdonar: Lc 23.34; Col 3.13

Recibir: Lc 19.5; Rom 14.1

Dar Gracia: Lc 4.22; 1 Cor1.4-5

Reunir: Lc 9.11; Ef 1.9-10

Reconciliar: Mt 5.24; 2 Cor5.18

Dar Amor: Jn 15.13; 1 Cor.8.11-13

Elogiar: Mt 1528; Rom 16.2

Decir verdad: Jn 8.40; Rom 9.1


Digamos unidos al Espíritu que estaba en Jesús y que esta en nosotros hoy, estas palabras de Lc 4.18-19 que fluyen de la gracia divina. Poniéndonos como protagonistas de la misma meta por la cual vivir, y el todo de nuestra existencia.

Oremos también por estas siete virtudes, que con gracia llevemos la libertad a los oprimidos.

“Señor ayúdame en mi necesidad de vos. Dame de tus cualidades para sanar. Que con denuedo pueda soltar tu amor. Soltar tu unción. Soltar los dones. Soltar tu vida. Que sea agradable ante ti. Ante ti me escondo Señor. Ante ti me rindo. Soy débil pero me fortaleces. Bendito sea tu nombre. Te alabo. Amen”


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